*Si bien
impulsa la armonía y la vida, en ocasiones promueve la muerte
*Prevalecen
estructuras culturales que obligan a las personas a establecer vínculos
sociales y afectivos
“Si
bien el amor impulsa la armonía y la vida, en ocasiones promueve la muerte”,
señaló el doctor José Luis Cisneros, profesor-investigador de la Unidad
Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Parece
que Erich Fromm acertó cuando decía que el corazón de los seres humanos puede
endurecerse y volverse inhumano llevándolo a comportamientos extremos. No
obstante, el psicoanalista argumentaba que nadie nace salvaje ni con alguna
intención más que la de preservar la vida y reproducirla”.
En
su Conferencia: Conjeturas del amor y la violencia hizo un recorrido por las
perspectivas etimológicas y teóricas del fenómeno. Una manera de entenderlo es
a través de las imágenes y textos de la nota roja, un elemento útil para
interpretar una serie de comportamientos sociales asociada al amor y la
violencia.
“No
podemos entender la violencia como una sustancia. Implicaría asumir que el ser
humano es malo por naturaleza y seguir una visión reduccionista. El amor es una
condición natural y, más bien, se constituye por medio de sentimientos, deseos
y pasiones que nos conducen a ciertos niveles de violencia”.
El
amor es concebido más como un constructo social que como un hecho natural, de
manera que los sujetos establecen expectativas guiadas por ideales de lo
femenino y lo masculino, cuyas percepciones construyen maneras de gozar, sufrir
y convivir con el otro.
“Esa
nueva idea del amor es oscura, perversa y destructora. Debemos evitar el
fomento de ese tipo de relaciones interpersonales en las que se desatan ciertas
cualidades individualizadoras”, apuntó.
Invitado
al IV Coloquio sobre estudios de género. Por una cultura de la no violencia,
dijo que “prevalecen estructuras culturales que obligan a los sujetos a
establecer vínculos sociales y afectivos; al mismo tiempo accionan
catalizadores mediados por la condición política y marcados por la economía
global”.
En
la actividad –organizada por el Observatorio Nacional sobre Violencia entre
Hombres y Mujeres (ONAVIHOMU) y realizada en la Unidad Iztapalapa de la UAM– el
investigador aseguró que “se han instaurado mecanismos que regulan nuestras
relaciones y nos obligan a mantener un control sobre ellas mediante
prohibiciones que legalizan actos privados que rayan en lo ilícito”.
El
doctor Cisneros afirmó que el matrimonio sigue modelos de organización que la
propia sociedad impone. Con ello se busca establecer tradiciones y ritos, e
implantar la idea de los bienes, la gloria, el honor y la necesidad de la
descendencia.
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